Intentando matar el aburrimiento. [Libre]

Los días pasaban malditamente lento y eran calmados en aquel reino. La rutina diurna y silenciosa comenzaba a cansarle, ya se había acostumbrado a las ajetriadas calles de las ciudades así como el ruido de los autos, a los despertadores que sonaban desde temprano anunciando el inició de jornada para muchos, En aquel lugar lo que se escuchaba en las mañana tan sólo era el ruido de los pajaros cantando desde sus nidos que descansaban sobre los tupidos arboles.

Recostado en su cama, miraba el techo como si le fuera a asalir alguna diversión de ahí. Bufó con cansanció y por fin se decidió y puso de pie para salir de sus acojedoras sabanas blancas. Pisó la alfombra con cansanció y se acomodó el cabello mientras miraba por el ventanal de su sala tomando una taza de cafe, la vida en solitario le resultaba molesta pero era mejor que estar en las malditas bocas de todos los medios de comunicación destruyendo una a una las pocas amistades que le había costado tanto mantener. Miró su taza y decidió salir un poco de aquel blanco y estupidamente grande departamento. No tardó mucho y se visitó con lo primero que vio, un pantalón ajustado y una camisa semi-holgada negra junto con unos mocasines del mismo color.

Se subió a su auto y gustoso condujo hacia el primer lugar que pasara al lado de su ventanilla. Notó una construcción enorme, al parecer un centro comercial, sin pensarlo doblo en seco y se metió al estacionamiento de dicha construcción. Aparcó cerca de la entrada y tomó sus lentes oscuros para dentrarse a dicho lugar, los colocó sobre su cabeza y entro. El lugar apenas tenía visitantes, pensó era temprano y miró su reloj notando que ya era de tarde, se extraño, supuso que el imperio aún no tenía suficiente población y al parecer no habría diversión nocturna.

Con resignación, continuó caminando, era poca gente pero era una multitud en comparación a su solitario departamento. Se distrajo un momento mirando el nuevo celular que recién había comprado en aquel lugar y sin percatarse, chocó con alguien. - Mierda... - susurró para si mismo cayendo de sentón en el piso, se levantó y acomodó su ropa y cabello levantando la mirada al extraño - Lo siento, venía distraido. - Se disculpó con una suave y discreta sonrisa.